Llegó
el día del Referéndum de la Ley de Sucesión. José Chiner había
construido cinco urnas donde colocó cristales. Entre
los miembros de la Junta de la mesa electoral se encontraba el vecino
Francisco Pérez. Los miembros de la mesa electoral percibirían posteriormente 52 pesetas por sus servicios.
Las
gente fue acudiendo, haciendo gala de su paciencia en las filas. Llegó
la hora de comer y Francisco Navarro suministró comida
para los miembros de las mesas y José Martí Pardo llevó gaseosas para la comida. Nieves Sancho sirvió
fruta y Rosario Sancho huevos.
(Nota: la comida de aquel día costó 390 pesetas con 90 céntimos).
A
fin de facilitar el acceso a los electores impedidos o enfermos, hubo un servicio de transporte a fin de trasladarlos a los Colegios electorales.
A
media tarde, Onofre Puchades de El Hostal se acercó con chocolate y
1´60 kilos de galletas para todos los componentes de las mesas
electorales del Referendum.
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